El vienés Konrad Lorenz obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973 tras describir la impronta, a la consideraba como un ejemplo de aprendizaje preprogramado.
Konrad Lorenz estudió la conducta de los patitos cuando salían del cascarón y descubrió que improntan la figura materna en el primer día de su vida y con lo primero que ven y que tiene movimiento; lo primero que se mueve junto a los huevos lo siguen y "se convierte" en su madre.
Lorenz se movía y los patitos lo seguían. Pero si más tarde volvían con su madre real, estos la ignoraban y continuaban siguiéndole a él. Y por la mañana cuando se levantaba veía a los patitos alrededor de las botas en lugar de estar en su nido.
Una vez observó que había rodado una pelota cerca de un huevo del que salía un patito, cuando éste la vio, quedó improntado con la pelota que se convirtió en su "madre". Más tarde el patito relacionaba con su madre cualquier cosa que rodara.
La impronta es un proceso fisiológico generado tras el nacimiento que garantiza el comportamiento maternal y filial entre madre y cría. Cualquier animal u objeto podría ocupar el lugar de la madre del polluelo que debe tener suerte al elegirla.